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NO! mas «toros a la tica» (Afiches / Carteles)

Cada verano o fin de año la gente disfruta vacaciones, navidad, actividades religiosas entre otras. Días donde se promueve «el respeto, unión y sobre todo amor», lástima que sus formas de celebrar demuestren lo contrario. Cada fin de año, verano e incluso algunas fiestas patronales, vemos como las personas festejan con el dolor de animales y en parte el humano en los festejos populares, eventos donde el atractivo principal es el uso de animales para el entretenimiento y como objetivo principal llenarle el bolsillo a cierto grupo de personas acosta del sufrimiento y estrés de otros más débiles. Las corridas de toros, montas, espectáculos absurdos con vaquillas, concursos de sogas para someter terneros (donde muchas veces son niños los participantes) y topes, no son más que una gran demostración de la doble moral que manejan los costarricenses con respecto al respeto de la naturaleza y la proyección que da de este al mundo, actividades totalmente desagradables bajo los absurdos justificantes de la cultura y tradición. Aunque muchos justifiquen su culpa con fundamentos como: «acá no se usan banderillas, ni se ejecuta de manera fría a los toros”… La verdad es que esa capacidad de pensar nos da mucha vergüenza ajena, no aceptan que la tortura va mucho mas allá de ver sangrar a un animal, el lucrarse y disfrutar del dolor, episodios de estrés y miedo de un animal es tortura e igualmente perturbador; increíble que sus sentimientos de compasión se activen sólo con la sangre. Pero, ¿si el humano cambiara de papeles con estos animales? ¿Qué pasaría? si te trasladaran de tu hogar en un camión hacinado con otras personas en un espacio reducido, donde te cuesta mantener el equilibrio y te llevaran a un lugar lejano, donde luego te mantendrán en un sitio aún más reducido con ruido y que en ciertos lapsos de tiempo te castigan con un chuzo, te colocan una soga en la ingle y esta cada vez que te mueves te raspa y te pica y no te podés rascar. Tras haber pasado por todo esto te sueltan en un espacio sin salida con muchos individuos ajenos a vos, rodeándote y persiguiéndote para jalarte el cabello (cuernos, cola) y vos no sabes por qué demonios lo hacen y que lo único que te queda es defenderte ante tal amenaza. ¿Negarías que todo esto era una tortura? ¿Que acaso es divertido? Entonces, por qué no admiten que todo ese sufrimiento recae en este tipo de animales cada vez que se realizan corridas, que es una crueldad y que disfrutan viéndolos sufrir y lo peor es que si le pasara esto a alguien, ya habrían interpuesto como mil demandas para meter a quien sea a la cárcel para hacer justicia. Volviendo a los papeles reales, si un toro reacciona ante tanto estrés para defenderse y hiere a una persona, castigan al animal o lo sacrifican, pero hay algo más cruel, estos animales no pueden demandar a nadie. ¿Quién vela por ellos? ¿Qué harías vos en su situación? ¿Qué harías si quisieras gritar y decir que te duele, que te respeten y a nadie le importa?, ¿Eso sería traumático para vos verdad? Pero en este lugar Costa Rica, en el que la gente alardea con nuestros nuevos billetes con animalitos divinos, que intentan convencerte de que acá respetamos la naturaleza. La realidad es muy distinta y la tenemos ante nuestros ojos, los medios televisivos, por un lado denuncian las peleas de gallos y de perros, con gran emotividad cubren las manifestaciones de los bienestaristas contra el maltrato animal, incluso en estas ocasiones algunos/as periodistas modestamente alardean de el amor a sus mascotas y su dieta vegetariana, pero curiosamente cada fin de año su discurso cambia notoriamente de dirección, nos invaden con sus programaciones taurinas y los retos de los «faranduleros» en el redondel (como si no estuviéramos cansados de ver como se echan flores a sí mismos). Tristemente ocurre de la misma manera con las responsabilidades de los entes institucionales que se suponen velan por la cultura, ambiente, educación, entre otros, mantienen de manera constante el discurso de la promoción de los valores en la familia y en las escuelas, encima una educación religiosa nos habla del respeto y de los mandamientos, pero todos estos sentimentalismos se esfuman cuando en los festejos populares vemos a padres y madres de familia haciendo fila para entrar a los redondeles con sus niños para enseñarlos a disfrutar violencia de la pura, promovida a su vez por la doble moral del Estado, medios de comunicación y un largo historial de dolor al que llaman tradición. YO NO VOY, NI VEO A «LOS TOROS «, PORQUE YO NO APOYO LA TORTURA! POR UNA ABOLICIÓN Y UNA DIVERSIÓN SANA Y SIN DOLOR!

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